Cicatrices Emocionales: ¿Cómo identificarlas?
- A corazón abierto
- 19 ago 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 20 ago 2019
Te voy a contar una historia, hace mucho años nació una niña con una anomalía en el corazón, para los expertos, su nombre médico era CIV o comunicación intraventricular, a grandes rasgos, una pequeña abertura en una válvula del corazón que impedía que la sangre se oxigenara correctamente. Los médicos le comunicaron a sus papás que tal vez con el paso de los años la “falla” se cerraría sola, cosa que no pasó. Imagínense decirle a una niña de 7 años que tienen que operarla, la que más sufrió fue su mamá ya que tuvo que lidiar con esa situación, era raro notar que todos los familiares cercanos se despedían consintiéndola mucho por si algo llegara a salir mal. Ella no recuerda mucho sobre ese acontecimiento, pero sí sobre la sensación de no saber qué pasaba o a qué se enfrentaba. Gracias a Dios y al universo la cirugía a corazón abierto salió bien, ella tenía tubos por todos lados, pero se recuperó y después de unos días pudo regresar a su casa muy contenta, cosa que a su mamá no le gustaba, porque esa pequeña niña brincaba y jugaba recién operada.
Pasó el tiempo; ella y su cicatriz no se llevaban muy bien, comenzó a generar cierta inseguridad, porque siendo una niña pequeña le daba pena que la gente viera que estaba deforme (claro que esa era solo su percepción). En la secundaria y prepa, esa inseguridad fue en aumento, ella buscaba que le compraran blusas que taparan todo el pecho, los trajes de baño completos y si no cubrían del todo, siempre se ponía una playera enorme encima. Por mucho tiempo su vestimenta tenía que cubrir forzosamente el pecho…se comparaba demasiado con sus compañeras o con las niñas que veía cuando iba de viaje porque ellas no tenían ese problema y ella se hacía menos por su “condición”.
Tiempo después en la universidad, ella tuvo un novio con el que duró muchos años y gracias a su confianza y a su apoyo, hizo que su chip de inseguridad por esa cuestión disminuyera, así que gracias a él y obviamente a su familia, en especial a su mamá, empezó a restarle importancia, a volver a sentirse segura y hermosa, a pensar que no muchas personas pasan por lo que ella había pasado y salir victoriosos, ella comprendió que volvió a nacer, sobrevivió y empezó a ver a esa cicatriz como una marca de guerra ganada. A partir de ese momento crucial en su vida, ya no le importaba lo que la gente dijera u opinara de su cicatriz, empezó a tener confianza en sí misma, e identificó que su cicatriz no le restaba valor, al contrario, le daba un valor mayor de entre todas las demás mujeres y eso la hacía única y especial.
A lo que voy con esta historia, es que muchos de nosotros pasamos por situaciones similares, no precisamente por una cirugía a corazón abierto como la chica de la historia, si no que pasamos por circunstancias bastante difíciles...la separación de nuestros papás, un rompimiento amoroso, un divorcio, abuso físico y/o sexual…y todo eso nos marca, nos va dejando una cicatriz emocional bastante grande y hace que nuestra confianza, nuestro amor propio y muchas veces nuestro valor como personas se venga totalmente abajo, es por eso que es de vital importancia que sepamos identificarlas para poder hacerlas conscientes y sanar; el proceso evidentemente no es fácil, lleva un tiempo y es complicado pero al final todas esas cicatrices nos han hecho las personas que somos ahora, lo que nos da una característica de nuestra esencia.
Y tú, ¿ya identificaste tus cicatrices emocionales? ¿ya comenzaste a sanarlas o sigues herido?

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